Teddy desaparecido
Bean descubre que, en el mundo del crimen organizado, un peluche no siempre es un peluche. A veces es un conejo.
Bean descubre que, en el mundo del crimen organizado, un peluche no siempre es un peluche. A veces es un conejo.
Scrapper le contagia pulgas a Bean, y Bean se ve obligado a llamar al fumigador.
Es un bonito día soleado y el Sr. Bean y la Sra. Wicket descansan en el jardín.
El Sr. Bean se convierte en Maestro Explorador por un día.
Decidido a tocar el piano, el Sr. Bean encuentra una melodía en su corazón y salchichas en lugar de dedos.
La búsqueda de Bean de una vida tranquila termina en un escándolo mayor.
Un desenvuelto agente inmobiliario persuade a la Sra. Wicket para que ponga su casa en venta.
El Sr. Bean despierta en una gélida mañana de invierno y descubre que la pava eléctrica está rota.
El Sr. Bean quiere aprender a andar en patineta, pero se lastima en el primer intento.
La Srta. Wince se lleva de vacaciones a la Sra. Wicket en su nueva y elegante casa rodante y Bean se queda atrás.
El Sr. Bean olvida el cumpleaños de su peluche y luego le da un regalo para recordar.
El Sr. Bean se gana dos pasajes para un crucero exótico y lleva a Teddy al viaje de su vida.
Al Sr. Bean se le ponen los ojos y dedos verdes.
Bean necesita impresionar a Irma, quien está enamorada del guapo repartidor.
Dos ladrones traman un malvado plan en el que uno de ellos se disfraza de caballero.
El Gran Eduardo, violinista supremo, está en la ciudad e Irma quiere ir al concierto.
El Sr. Bean quiere un teléfono inteligente, pero no tiene suficiente dinero para comprarlo.
Bean intenta ser romántico, pero su idea de lo que eso significa difiere de la de Irma.
Bean ve a Declan llevando a Irma en su nuevo y elegante vehículo utilitario deportivo.
El Sr. Bean cree que acaba de desenterrar una moneda valiosa en el jardín trasero.