No estacionar
El Sr. Bean no puede encontrar un sitio para aparcar. Entonces, se hace uno propio.
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Bean descubre que, en el mundo del crimen organizado, un peluche no siempre es un peluche. A veces es un conejo.
Bean pide una pizza para llevar, pero cuando está lista, se siente decepcionado por su tamaño.
El Sr. Bean descubre que estar en el hospital no siempre es un lecho de rosas.
El Sr.Bean se siente deprimido porque todos olvidaron su cumpleaños.
El Sr. Bean construye un súper-carrito de supermercado.
El hobby del Sr. Bean se incendia en su batalla por la supremacía aérea.
Bean libra una batalla perdida con una bestia alada del infierno.
Cuando no hay leche para su té y para Teddy, el Sr. Bean va a comprar un poco.
El Sr. Bean se ve obligado a cuidar a su peor enemigo.
El Sr. Bean está tratando de impresionar a algunos niños en el parque con sus habilidades futbolísticas.
Tomar sol resulta ser una actividad muy extenuante para el Sr. Bean.
El Sr. Bean prueba suerte como detective de arte internacional.
Al Sr. Bean le apetece jugar al golf.
Es el cumpleaños de Irma. Bean compra una papelera llena de tarjetas de oferta y escribe dos: una bonita y otra tonta.
El Sr. Bean está en un lío con la nobleza terrateniente.
El Sr. Bean, acosado por un extraño animal rosado, se entusiasma con la criatura cuando muestra sus verdaderos colores.
La magia de la alta tecnología y la sagacidad de la baja tecnología sacan al Sr. Bean de un apuro.
Irma viene a cenar, pero el Sr. Bean se ha olvidado y no tiene nada que cocinar.
El personal del aeropuerto se niega a permitir que el Sr. Bean tome un vuelo, debido a que su pasaporte no tiene fotografía.